Blog

Hace ya un par de meses que tenemos el despacho a rebosar de escrituras de préstamo hipotecario. Son muchos los clientes que se han animado a comprobar si tenían cláusula suelo para reclamar en su caso el importe indebidamente pagado, y también para preguntar si se podía recuperar algo del dinero invertido en los gastos de formalización de la hipoteca.

La sorpresa llega cuando, tras estudiar cada caso, comprobamos que las entidades financieras tienen formas realmente retorcidas de engañar a los clientes y cobrarles de más.

Hemos visto casos de hipotecas sobre pisos de protección oficial, que por Ley deben tener unas condiciones especiales: un tipo de interés diferente, que no hace referencia al Euríbor, sino que es publicado por el Gobierno anualmente, y tienen la prohibición expresa de exigir comisiones de ningún tipo. Pues bien, analizando las escrituras, vemos que se han incluido comisiones por amortización y otros conceptos, así como limitaciones a las variaciones del tipo de interés, condiciones ambas absolutamente contrarias a las disposiciones legales que afectan a este tipo de hipotecas.

En otras ocasiones, nos encontramos con clientes a los que el banco no les está respetando su opción sobre el sistema de revisión. Es muy habitual que se pacte en la escritura que, tras un primer período de tipo de interés fijo – que suele oscilar entre los seis meses y los tres años – el cliente pueda elegir si hacer revisiones semestrales conforme al Euríbor más un diferencial, o bien revisiones de mayor duración (hasta tres años) a un tipo de interés referido al “conjunto de entidades” u otro diferente. En las escrituras se establece normalmente que, a falta de elección expresa, el banco hará las revisiones semestrales, pero hemos comprobado que esto tampoco se ha cumplido, y a los clientes les han aplicado la otra opción de revisión, que a la larga se ha revelado como mucho más gravosa, cuando nunca había sido elegida por ellos.

En cuanto a los gastos de formalización de la hipoteca, la mayoría de nuestros clientes no tienen las facturas, pese a haberlas abonado íntegramente: los bancos nunca se las entregaron. Por lo que primero de todo tienen que hacer la reclamación para que la oficina bancaria se las entregue.

Todos estos obstáculos solo pretenden disuadir a los afectados para iniciar una reclamación. Hay que hacer mucho papeleo previo y soportar las malas caras de los empleados del banco cada vez que vamos a pedir algo a la oficina. Pero es nuestro dinero, el que con tanto esfuerzo ganamos, y por ello debemos luchar. No es difícil reclamar, solo hace falta voluntad y un poco de ayuda legal para conseguir que nos devuelvan lo que es nuestro. Nosotros, desde luego, lo tenemos claro. ¿Te ayudamos?