Escrito por María Dolores de Cárdenas el día 4 de septiembre del 2017.
“En septiembre hay más divorcios que el resto del año”. Si habéis escuchado esta frase alguna vez, que sepáis que no es un mito, sino que ocurre de verdad. Las vacaciones son un feroz caldo de cultivo para las crisis debido a un mayor tiempo de compañía mutua, que en los casos de parejas que ya tenían algún problema – silenciado por la aplastante rutina – estos se hacen mucho más patentes, aparecen roces, discusiones, y en bastantes ocasiones el “se acabó”.
Los despachos de abogados nos vemos abrumados por clientes que vienen y nos llaman con dudas, con angustia, preocupados por qué va a pasar y sin saber cómo llevar a cabo la transición. Por eso hemos querido hacer esta serie de entradas, con algunas respuestas para las dudas más frecuentes y consejos para ese duro momento que se pasa al afrontar la decisión de separarse.
Paso nº 1: Antes de ir al abogado.
Bajo mi punto de vista, hay cuatro cosas que se deben hacer antes de tener la primera visita con un abogado:
1ª No todo el mundo lo hace, pero antes de acudir al despacho de un abogado hay que dejar pasar el “calentón” inicial. No es la mejor idea pedir ayuda legal al día siguiente de saber que la pareja te ha sido infiel, o de que te diga que se ha acabado el amor. En ese momento se siente rabia, tristeza, desencanto, y todo tipo de emociones negativas, que van a impedir pensar con claridad y, sobre todo, decidir cómo se querrá estar en el futuro, tras la ruptura.
Lógicamente, existen excepciones, ya que si la causa de la separación es el maltrato por parte de la pareja la decisión va a ser inmediata, y habrá que consultar al abogado cuanto antes, tanto para tramitar la correspondiente denuncia como para preparar la separación o el divorcio.
En todos los demás casos, antes de buscar ayuda legal es bueno tomarse un tiempo de reflexión para pensar con tranquilidad cómo puede ser el futuro sin la pareja, y qué situación será la mejor, pensando en el bienestar de los hijos como prioridad. Siempre es bueno hablar antes con las personas del círculo más cercano (padres, hermanos, amigos), pero no tanto para buscar consejo, sino para afianzar la decisión y recabar apoyo, que tanto se necesita en esos momentos. El consejo mejor será el que uno mismo se dé, pues nadie mejor que tú para saber lo mejor para tu vida.
2ª Es bueno, muy bueno, hablar con la pareja, para buscar un punto de entendimiento y pensar qué es lo mejor para toda la familia. Esto es sin duda lo más difícil de hacer, pero si se consigue, y se afronta el proceso dejando a un lado la crisis de pareja para encontrar un acuerdo común de futuro separados, los resultados van a ser infinitamente mejores.
3ª Es necesario asumir que, después de la separación, la vida no va a poder ser igual, ni personal ni económicamente hablando, y en ocasiones el trabajo también se va a resentir. Las personas que le piden al abogado una solución que pase por mantener a toda costa su estatus, están abocadas al fracaso. Siempre, siempre, va a haber cambios, y cuanto antes se asuma esto, más preparados estaremos para encontrar una solución razonable.
4ª Por último, antes de acudir a un abogado se deberá decidir si cada miembro de la pareja buscará uno por su cuenta, o acudirán ambos al mismo. El hecho de que se tengan dos abogados no implica que la separación vaya a ser contenciosa, ni mucho menos. Pero si ambos miembros de la pareja tienen muy claro – y acordado – lo que quieren hacer, y no existe una pérdida de confianza entre ellos, la opción de un único abogado será aconsejable, ya que el trámite será mucho más rápido y económico. Pero para ello, y para respetar a la pareja, la primera visita debería ser común, ya que de lo contrario siempre habrá el recelo de que el abogado priorice los intereses de quien antes le haya contactado (aunque esto no ocurra en realidad, pero es inevitable pensarlo). Si por el contrario, la confianza entre los miembros de la pareja se ha perdido, o es muy difícil la comunicación, será mejor que cada uno busque su propio letrado y dejar que seamos nosotros los que busquemos los acuerdos, si ello es posible.
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